miércoles, 11 de abril de 2012

pensar

Me pregunto por la utilidad de las palabras. Hoy me he despertado a las ocho menos cinco, y me sorprendí a mí misma pensando en la constitución, en el derecho a manifestarnos, a ir a la huelga, pensando qué es un derecho, pensando en la palabra permitir en la frase salir a la calle. Pienso: cómo se atreven. Permirtirnos. Enseguida ha sonado el despertador y ya todo ha sido lo de siempre. En todo el día no he pensando más. Últimamente solo pienso durante unos segundos, no puedo profundizar, me indigno, me canso.La indignación es un enorme globo rojo, no puedo permitir que me explote dentro. Luego leo la enésima noticia que confirma un nuevo género, el periodismo del absurdo, y no es para reirse. Me pregunto si debería hacer el esfuerzo, porque ahora es un esfuerzo, las palabras ya no me dan placer. Las palabras están ahora para ponerle nombre a lo que pienso,a lo que está pasando. Las palabras ahora solo me causan dolor, pero sé que pueden ser armas mortíferas. Suaves y dulces armas mortíferas, una gota en el desierto. Necesitaríamos millones de palabras, todas juntas y muy fuertes, resistiéndose pasiva o activamente, da igual, pero a la vista, que se oigan.

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