sábado, 21 de noviembre de 2009



Hubo una época en que yo era muy tonta
(lo digo con alegría porque ya no lo soy),
quería que mis novios
fuesen escritores o filósofos
y preferiblemente
hijos de obreros,
como yo.
Que fuesen intelectuales,
humildes, listos,
poéticos,
que dijesen
"la civilización es imposible
sin espíritu de juego"*
y otras cosas así.
Que me deseasen
con ojos muy leídos,
que sus palabras
de amor
fuesen alta literatura poética.

Con el tiempo descubrí
que los novios
no hacen esas cosas

ni los intelectuales
ni los otros.



*Anne Carson

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajaja, cierto!!!

DTB